Seguramente habremos escuchado la historia de los Reyes Magos que visitan al Niño Jesús y le ofrecen regalos, ¿verdad? En países donde está presente la religión cristiana, cada año estos traen regalos a los niños que se han portado bien en la fecha de la Epifanía, es decir el 6 de enero, generalmente por la madrugada para no ser vistos por los niños. Se hace en conmemoración a la ofrenda de regalos realizada al Niño Jesús, y por supuesto, para consentir a todos los niños.  

Italia es un país donde la religión cristiana también está muy presente. Sin embargo, en la fecha de la Epifanía, no son los Reyes Magos quienes entregan regalos a los niños. Esta tarea la realiza una mujer llamada Befana. Se trata de una anciana que vuela sobre una escoba y reparte dulces y regalos a los niños que se han portado bien durante el año, pero a aquellos cuyo comportamiento no fue tan bueno, les deja carbón en lugar de obsequios. Podemos pensar que se trata de una bruja buena, una mujer muy sonriente y amable. Incluso a esta fecha en Italia se le conoce como La Befana, pero ¿por qué es ella quien lleva regalos a los niños y no los Reyes Magos? Hay una leyenda que lo explica.  

La leyenda comienza con la historia de los Reyes Magos que van siguiendo una estrella, la cual los llevaría a Belén y al Niño Jesús. Pero en algún punto del camino, el cielo comenzó a nublarse y se hizo imposible distinguir la estrella. Los Reyes Magos preguntaron a un pastor que iba pasando si había visto la estrella y si sabía en qué dirección estaba, pero el pastor contestó: “¿una estrella? ¡Pero si es imposible ver con todas esas nubes?”, y continuó su camino.  

Preguntaron entonces a un niño que estaba jugando cerca de ellos, si había visto la estrella o si sabía cómo llegar a Belén. El niño les dijo: “¿cómo podría saberlo, si nunca me han llevado allá?”, y continuó jugando. Preguntaron a más personas, pero nadie podía decirles cómo llegar. Vieron entonces a una mujer mayor, vestida con ropas de color oscuro y zapatos rotos. Los niños del pueblo le llamaban “bruja Befana” y le tenían miedo, puesto que siempre estaba sola y caminaba apoyándose de una escoba. 

Los Reyes Magos se acercaron entonces a ella y le preguntaron cómo llegar a Belén. Para sorpresa de todos, ella pudo indicarles el camino, puesto que en alguna ocasión había llegado caminando hasta allá. Los Reyes Magos le agradecieron y le ofrecieron que los acompañara para ir a adorar al Niño también, pero ella se negó, diciendo que estaba muy vieja y cansada para hacer un viaje tan largo.  

Cuando ellos se fueron, se arrepintió de su decisión y trató de seguirlos, llevando una canasta con dulces. Sin embargo, por mucho que se apuró, no logró alcanzarlos e ir con ellos. Para compensar entonces su decisión, comenzó a regalar dulces a todos los niños que veía, por si alguno de ellos llegase a ser el Niño Jesús. Es así como surge esta historia y esta tradición.