El Año Nuevo Chino se celebra a finales de enero o principios de febrero, también es conocido como el Año Nuevo Lunar. Es una de las festividades más emblemáticas de Asia y, por supuesto, de China. Todos los años, las personas se visten de rojo, se festeja con fuegos artificiales, colocan decoraciones rojas, se encienden velas y linternas, los niños utilizan máscaras… es una celebración digna de admirar. Lo más interesante de esto, se dice que esta festividad surgió con el fin de espantar al monstruo Nian. De hecho, el caracter 年 (Nian) significa “año”, y es el mismo que se utiliza para el nombre del monstruo. ¿Qué cuenta la leyenda? He escuchado muchas versiones sobre esta leyenda; una de mis favoritas es la siguiente.
Se cuenta que hace mucho tiempo, existía un monstruo que vivía en las profundidades del mar, con colmillos y cuernos afilados. Este monstruo salía una vez al año, justamente en las fechas del Año Nuevo Lunar, para atemorizar a los pueblos cercanos y recordarles que él seguía ahí, destruyendo los cultivos, devorando a los animales e incluso a los niños. Cuando se acercaba el año nuevo, todos los que vivían en zonas cercanas a la costa abandonaban sus hogares, puesto que sabían que el Nian vendría por ellos.
En una ocasión, estando cerca el Año Nuevo, un anciano se presentó en un pueblo, y decía a los aldeanos que, si ellos eran muchos y el monstruo sólo uno, por qué no lo enfrentaban. Pero la gente estaba aterrada y sólo quería huir. Nadie quiso hacer caso al anciano y todos abandonaron el pueblo, así que el anciano se vistió de rojo y comenzó a colocar papeles color rojo en las puertas de las casas, además de encender velas. Cuando el monstruo hizo su aparición, el anciano saltó frente a él, quemando bambú para producir un crujido fuerte. El monstruo se asustó muchísimo al ver todo aquello y regresó a las profundidades del mar.
Al día siguiente, los aldeanos regresaron a su pueblo y se llevaron la gran sorpresa de que todo estaba intacto. Preguntaron al anciano cuál era su secreto y le pedían que no se fuera. Pero el anciano explicó: “Soy un dios y me necesitan en otro lugar, no puedo quedarme, pero el monstruo detesta el color rojo y le aterran el fuego y las explosiones. Cuando se acerque el Año Nuevo, vistan todos de rojo, enciendan linternas, quemen bambú y que los niños porten máscaras para confundir al Nian y protegerlos”. Así lo han hecho desde entonces, remplazando eventualmente el bambú por los fuegos artificiales.
Otras versiones cuentan que el anciano iba de paso y pedía asilo, por lo que una mujer le propuso que, si lograba espantar al Nian, podría quedarse, y el anciano así lo hizo; también se cuenta que el anciano era un pueblerino que se cansó de huir e hizo todos los preparativos para espantar al monstruo. Esta leyenda se ha ido olvidando con el tiempo, pero la festividad se conserva hoy en nuestros días, siendo un espectáculo inigualable. ¿Lo sabías?